Tengo salud, trabajo, a mi familia, vida, libertad, una pareja (en caso de que la tengan), dinero, belleza, etc.… Creo que poseo todo lo que quiero pero en el fondo siento que me hace falta algo: ¿Qué puede ser?… Si este pensamiento no ha estado en su cabeza, díganme como le han hecho.
Desde pequeños nos han dicho que debemos pelear por nuestros sueños, que somos capaces de conseguir lo que nos propongamos y que nada ni nadie nos puede detener más que nosotros mismos. Y hoy, por alguna razón extraña, una duda salta a mi cabeza: Si yo soy capaz de lograr todo, si yo soy TODO PODEROSO, ¿Por qué en ocasiones siento que hay un hueco en mi vida que no tengo idea de cómo llenar?
Hace unos días escuche una frase que me hizo reflexionar: “Si no eres feliz con lo que tienes, menos lo serás con aquello que anhelas”… La verdad me sonó un poco raro porque los seres humanos siempre estamos luchando por más, por conseguir eso que tanto deseamos: en ocasiones estamos dispuestos a pagar un precio muy alto solo por obtenerlo y de repente nos cae el veinte de que eso, por lo que tanto nos esforzamos, no tiene el valor que pensamos tendría.
Suena irónico, suena a burla, suena tonto pero creo que a varios de nosotros nos ha pasado: un empleo soñado que se vuelve una pesadilla, una pareja que a la larga pareciera salida del mismísimo infierno, una ilusión que se ha convertido en algo tan difícil de llevar a la realidad. Pero como nos puede pasar todo esto, si es algo que deseábamos tanto y que nos rompimos la madre por obtener.
¿Es acaso una broma cruel y desgraciada de la vida? ¿Será que mi mente poderosa se encargo de “generarse” este infierno? ¿Es porque soy “María” mala suerte? ¿Es que he sido tan pero tan malo (a) que no me merezco nada lindo para mí?, etc etc etc… Creo que esto no se trata de ningún factor externo pero si coincido con muchas personas que afirman que la mente es un “instrumento” muy poderoso.
En el fondo sabemos que las cosas no van por ahí, pero nos encanta jugarle al wey y culpar a todos, evitamos a toda costa aceptar la responsabilidad de nuestros actos y sus consecuencias. Es en este punto donde quisiéramos regresar al pasado, donde nuestra vida no era perfecta pero por lo menos era tranquila, donde teníamos todo y simplemente no lo valorábamos.
¿Alguien recuerda “El Abogado del Diablo” con Keanu Reeves y Al Pacino?: Un abogado de pueblo que gana sus casos, que llega a una firma importante de Nueva York y su vida cambia radicalmente… Les seguiría contando pero preferiría que vieran la película por 2 razones: porque no está chicles que te cuenten la trama completa y la puedo regar contando cosas equivocadas. (Si la vi eh!!).
Las cosas son más simples de lo que pensamos: todo se basa en la confianza, en la constancia y en las ganas que tengamos de hacerlas… Debo hacer el corchete informativo para la mención especial de las enfermedades: eso si es más complejo, pero les puedo asegurar que conozco a personas muy cercanas y muy amadas que aun a pesar de todos los pronósticos y de las consecuencias que deben pasar por el medicamento, tiene la fortaleza de continuar sin pretextar absolutamente nada.
Así que antes de lamentarse amargamente por aquello que les hace falta y que anhelan: analicen las cosas palpables, lo real, lo que en ese momento son o tienen. Sean capaces de poner el justo valor de las cosas, vean que esas “nimiedades” o esas “tonterías tan comunes” los han forjado a lo largo de su camino y cuando eso suceda, podrán tomar al toro por los cuernos y luchar conscientemente por aquello que desean, por cumplir sus anhelos… Creo que es en ese momento donde los huecos desaparecen y comenzamos a sentirnos mejor con nosotros mismos y todo lo que eso implica.
Nadie dijo que sería fácil…