Llevando una escoba en la diestra, la joven se acercó a la mujer que esperaba frente al mostrador de la carnicería:
-Mira tía, me costó treinta y cinco pesos –le dijo, al tiempo que le mostraba su adquisición- la que tenemos ya no sirve, hace mucho… -de pronto la muchacha interrumpió su perorata porque sintió que alguien la observaba, volteó para todos lados, pero no encontró la mirada que la inquietaba, hasta que agachando la cabeza al piso se percató que un pequeño perrito Schnauzer la veía atento.
Al momento, miles de recuerdos se hicieron presentes en la mente de la joven, recuerdos de otros años, con problemas, pero más felices y luminosos, en los que su pequeña mascota era el centro de la familia, pero ahora ya no estaba, el veterinario la había dormido. Infinidad de veces se había dicho que ningún otro perrito ocuparía el lugar de “Pichirilo”, sin embargo, ahora esos enormes ojos negros la veían atentamente, como pidiéndole que le dijera a su dueño que aflojara el cordel que le lastimaba el cuello.
-En total son ciento cuarenta y cinco pesos, güerita –dijo el carnicero, sacando a la joven de su silente diálogo con el perrito.
Tras pagar la cuenta, la mujer y su sobrina se perdieron entre los pasillos del mercado, llevando la bolsa del mandado y la recién adquirida escoba, mientras los entristecidos ojos del perrito las veía alejarse.
NOTA. Hoy llegamos a las cincuenta pinceladas, a los cincuenta relatos donde hemos compartido pedacitos de vida, de existencias comunes, pero sorprendentes, de gente que encontramos en cualquier calle, en cualquier época. En especial, quisimos dedicar este relato a nuestros incondicionales compañeros de viaje: las mascotas. Quien haya tenido la dicha de compartir un tiempo con una de ellas, particularmente los perros, sabrán de qué les habló.
Queremos aprovechar la oportunidad para felicitar a las fundadoras y cuerpo directivo de esta revista digital por el primer año que pronto se cumplirá; asimismo, agradecemos la oportunidad que nos brindan de compartir estas páginas, y a las personas que dedican un tiempo para leerlas.