Nací hace casi 31 años y con el tiempo he aprendido que nada es seguro sólo dos cosas, la muerte y las etiquetas… sí, la primera todos sabemos qué es pero no tenemos ni idea de cómo sea, lo segundo son esas cosas que los seres humanos, siendo complejos animales “racionales” (aunque a veces no se note), ponen en la frente de sus semejantes para diferenciarlos unos de otros.
Yo llevo conmigo muchas etiquetas, quizá muchas más de las que creo que me han colgado, sin embargo hay algunas que me definen objetivamente y sin afán de discriminar: mujer, empleada, emprendedora y una que últimamente me ha acompañado con mucha frecuencia, millennial.
Ser Millennial se ha convertido prácticamente en sinónimo de pertenecer a un grupo que ha sido foco de atención para los fenómenos transformacionales del modus vivendi en las sociedades, y por lo tanto, también al interior de las organizaciones.
Nos han analizado prácticamente desde todas las aristas habidas y por haber, desde supuestos estudios donde aseguran que somos irresponsables, hasta algunos otros que casi declaran como verdad absoluta una sola tendencia de consumo para todos los que formamos parte de esta generación.
He leído y escuchado críticas severas hacia quienes somos millennials, desde comentarios vagos en twitter que declaran que somos una generación de “vagos irresponsables”, hasta quienes creen que no estamos interesados por nuestro futuro.
Todos esos artículos que dicen conocernos a la perfección, así como algunos comentarios que he escuchado de personas cercanas dentro y fuera de mi ámbito profesional me han motivado para escribir en nuestra defensa lo siguiente. Soy Millennial y:
- Me gusta trabajar, me incorporé al mercado laboral en 2010 y al día de hoy solo he tenido un cambio de empleo.
- No estoy necesariamente interesada en invertir en los Fondos de Ahorro para el Retiro (Afores) pero no por falta de interés en mi futuro, en realidad es porque con muchas situaciones del pasado, confiar en instituciones financieras de este sector, no me da certidumbre, prefiero invertir mi dinero hoy en proyectos que quizá impliquen más riesgo, pero que finalmente pueden ser productivos no sólo para mí, también para muchas más personas.
- Querer trabajar de manera más productiva, no significa que no quiero trabajar o no quiera esforzarme, el esfuerzo radica justo en eso, en hacer procesos más eficientes que permitan la productividad, trabajar no es llegar al objetivo siempre de la misma forma, siempre hay una mejor manera de lograrlo.
- Sí, la tecnología es parte de mi vida, pero no por adicción, en realidad todo lo que implica usar herramientas tecnológicas nos ha facilitado, en muchos sentidos, nuestro andar cotidiano, lo anterior no significa que nunca disfrute de un paisaje al aire libre, que no le preste atención a la gente que amo, y mucho menos que intente reemplazar tecnológicamente el cariño de las personas.
- Mis intereses no se centran en acumular grandes riquezas materiales, para mí, la riqueza te la dan las experiencias gratas, el aprendizaje continuo, los retos, las personas de las cuales me rodeo, los viajes, la comida, la lectura, el cine, el teatro, alguien que logre disfrutar de todo eso ya es rico.
- Nunca voy a estar a favor de gastar recursos innecesarios, y menos si tienen un impacto en el ambiente, por eso si me invitas a tomar algo lo pediré sin popote, si me pides darte una copia siempre mi primera alternativa será enviártela en formato digital, separo los desperdicios y participo de algunas actividades de acción social.
- No soy impaciente, pero siempre busco la manera de hacer las cosas bien de una manera más sencilla.
- Estoy plenamente consciente de que el aprendizaje y las buenas ideas no tienen que ver con la edad, no por ser una persona “joven” quiere decir que todas mis ideas son malas, y también al contrario, si eres una persona mayor, no quiere decir que todo lo que digas lo tomaré como la verdad absoluta.
Podría seguir argumentando sobre lo que creo, pero no se trata de eso, simplemente quiero que las demás generaciones sepan que si tenemos un estilo de vida diferente no quiere decir que esté mal, el pensar y actuar diferente es porque hemos sido testigos de que a veces la vida no funciona bien como la han vivido otras personas.
También quisiera decir a quienes nos contratan en las organizaciones que somos una generación a la que le gustan los retos profesionales, y siempre vamos a estar en busca de ellos, lo cual no significa querer llegar a ser directores en seis meses, simplemente significa que queremos aprender, intentar, reintentar y volver a aprender, por favor no nos pidan que nos mantengamos apacibles.
Ojalá logre ser convincente, no somos una generación irresponsable, sólo queremos dejar nuestra huella en este mundo de manera diferente, y quizá nos equivoquemos, pero ¿acaso no de eso también hay gran aprendizaje?