Desde cuando estaban con vida estos excepcionales artistas y, hasta ahora, sobre este apasionante tema se ha hablado hasta la saciedad, y a pesar de ello, sobre el tapete han quedado muchas interrogantes que no han sido absueltas. Hay quienes dicen que entre estos famosos personajes del arte y la farándula mexicana no podía ni jamás existió amistad alguna, pues la rivalidad artística hacía que cualquier atisbo de ella quedara de lado, pues la preferencia por alguno de ellos hizo que se dividiera el público cinéfilo y melómano de su tiempo.
Incluso, muchos de sus biógrafos en sus respectivas obras han abordado este capítulo en la vida de dos de los más grandes exponentes de la canción vernácula de su país, y en su gran mayoría resaltan la amistad que llegaron a construir Pedro y Jorge hasta el día de sus muertes. Se comenta que Infante sentía por el charro inmortal tan grande respeto que jamás se atrevió a tutearlo, no obstante que este se lo solicitara en varias ocasiones. Pero, también se dice, que efectivamente, entre ambos existía en el plano artístico una gran rivalidad, siendo esta la razón principal para que estos extraordinarios actores y cantantes, antes de 1952 y con la intervención del propio Presidente de la República Mexicana, no hayan buscado que actuar juntos en alguna película o evento artístico.
Desde que emergiera el sinaloense como un gran proyecto a futuro (después de vencer las dificultades que tuvo que afrontar para conseguir su objetivo) en el campo de la actuación llevado de la mano por los reconocidos productores y directores mexicanos, Ios hermanos Roberto e Ismael Rodríguez Ruelas, así como en el mundo del disco por don Guillermo Knorhauser, director de Discos Peerless, Pedro Infante y Jorge Negrete habían desarrollado sus actividades artísticas por senderos diferentes, lo que evitó que por algún tiempo, no obstante, que ambos eran profesionales de la actuación y el canto, sus caminos no concordaran.
Pero era evidente, que la figura del ídolo de México iba creciendo y ganando adeptos en el gusto popular, gracias a su gran calidad artística y a su enorme carisma y simpatía que hacían que avasallara todo lo que se le oponía enfrente para evitar que alcanzara sus metas, objetivos y realización. También contribuía a su crecimiento, la solidaridad y desprendimiento para socorrer y brindar su ayuda oportuna a quienes lo necesitaban de manera urgente.
Jorge era consciente del crecimiento y la transformación de Pedro en una mega estrella y no quiso contender con él, y es por eso, que cuando le propusieron alternar con Pedro en el rodaje de “Dos tipos de cuidado” planteó sus exigencias, las mismas que fueron aceptadas por los productores, los encargados de escribir el guión y el director. No hay que olvidar, que Jorge había participado en algunas películas junto a galanes de la talla de Antonio Badú, Pedro Armendáriz, Luis Aguilar, Emilio Fernández y reputados maestros de la actuación como los hermanos Fernando, Andrés y Domingo Soler, René Cardona, José Elías Moreno, Carlos Orellana y Carlos López Moctezuma entre otros. Por su parte, Pedro también había compartido escena con la mayoría de estos talentos, que sin duda, propendieron al progreso actoral del natural del Puerto de Mazatlán.
Como quiera que estamos ocupándonos en averiguar si realmente existió una sincera amistad entre el charro cantor y el ídolo de Guamúchil, nos podemos obviar que Jorge, fue un incansable luchador social que encaminó sus mejores esfuerzos para conseguir mejores beneficios a favor de los trabajadores que desarrollaban sus labores para las productoras cinematográficas, ya que estos eran ajenos a muchos derechos laborales, por lo que, fundó el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica de la República Mexicana y reorganizó la ( ANDA) Asociación Nacional de Actores, lo que le originó problemas personales con los productores que afectaron su carrera artística, sufriendo una serie de ataques y vejámenes desde los medios periodísticos amarillistas.
En 1948, mientras Jorge se encontraba realizando presentaciones artísticas en España, los ataques en su contra arreciaron, por lo que, Pedro Infante en su afán de desagraviar al amigo vejado y calumniado, le encargó al compositor Enrique Crespo que componga un corrido dedicado a enaltecer y engrandecer la figura y persona del charro inmortal, tema que grabó para Peerless el 5 de agosto de 1948 con el título de “Jorge Negrete” (también conocido como “Tributo a Jorge Negrete”).
Pedro, como muestra de amistad y solidaridad con el líder sindical, en un arranque de magnanimidad, apoyó la gestión de Jorge, donando para la construcción del local de la ANDA 100 mil pesos, cediendo además, el 60% del total de los honorarios que percibió por su participación en la película PUEBLO, CANTO Y ESPERANZA a la Clínica de Actores. Quiso ir más allá, y aceptó ser parte de la directiva de la ANDA, formando parte de la Comisión de Honor y Justicia.
Desde antes de filmar “Dos tipos de cuidado”, que fue la única película que estelarizaron juntos, Pedro y Jorge fortalecían su amistad, al punto de que en cada cumpleaños del charro inmortal, Pedro solía hacerle llegar hasta su mansión cajas de jaibas y delicias sinaloenses, de las cuales Jorge era muy afecto. Después de finalizado el rodaje de la que está considerada la mejor comedia campirana de todos los tiempos, se presentaron en el Teatro Lírico del Distrito Federal, desde el viernes 31 de octubre de 1952 hasta el sábado 27 de diciembre del mismo año, en la obra “Dos gallos de cuidado”, en dobles funciones de jueves a domingo, donde cantaron acompañados por el Trío Calaveras, el mariachi Vargas de Tecalitlán y la Orquesta dirigida por el maestro Manuel Esperón, durante 34 días que representaron 68 funciones.
Al respecto, Carlos Monsiváis cita en la página 146 de su libro LAS LEYES DEL QUERER un diálogo entre María Luisa León y Pedro Infante, que transcribimos para que se entienda mejor el gran respeto y admiración que este sentía por el charro cantor:
“-¡Qué bueno es Jorge Negrete, viejita…! ¡Qué gran compañero es, lo mismo en teatro como en el set… cuánta nobleza y gallardía tiene…! Siempre que cantamos a dúo, él baja la voz, para que la mía luzca… tú sabes que él es un gran barítono, mientras tu viejo tiene una voz muy pequeña”.
“-Yo solo sé que mi nene canta cómo nadie… que tiene una voz de tenor: sonora, pastosa, dulce y maravillosa, que la sabe manejar como nadie, que las notas las deja morir como un susurro, que tiene aire y sabe usarlo para sostener los finales a su antojo, que matiza a la perfección, que tiene ritmo, dicción y cuadratura y que al cantar sabe sonreír y mirar. Eso es lo que yo sé de Pedro Infante, el de poca voz”.
El amigo más cercano que tuvo Negrete mientras estuvo internado en el Hospital Lebanon Cedars de Los Ángeles, fue sin duda Pedro, quien le regaló un trencito eléctrico para que se entretuviera mientras se encontraba internado en dicho nosocomio.
Jorge y Pedro en escena durante una de sus presentaciones en el Teatro Lírico. Nótese que Pedro canta más pegado al micrófono que Jorge, y eso, porque la voz del charro cantor era más potente que la del sinaloense (foto tomada de internet).
Cuando los restos mortales de Jorge Negrete fueron repatriados a México tras su sentido fallecimiento, Pedro se hizo presente para acompañar al amigo durante el recorrido de su cortejo fúnebre, ataviado con su uniforme de Comandante de la Policía de Tránsito del Distrito Federal, a bordo de su motocicleta Harley – Davidson para abrirle paso entre la multitud que se agolpaba doliente y pesarosa para acompañarlo hasta su última mansión. El dolor y la congoja por el amigo muerto era notorio, el rostro demacrado del ídolo de México, hacían adivinar las horas tristes que le tocó vivir ante la certeza de que nunca más volvería a ver al amigo que lo apoyó y protegió leal y desinteresadamente en sus inicios. Probablemente, recordaría las veces en que Jorge, por cortesía y amistad, lo acompañó a darle serenata a su “ratón” después de las fatigosas presentaciones en el Teatro Lírico. Por eso y por otros detalles más, tuvo que proteger sus ojos enrojecidos por el llanto y las lágrimas que copiosamente había derramado, tras las lunas de sus Ray Ban para acompañarlo, a su vez, en lo que sería su último recorrido por la ciudad que tanto amaba.
Ante lo expuesto amigo lector, es difícil imaginarse que entre estos dos gigantescos personajes, glorias mexicanas de la pantalla y el disco, cuyos nombres se han escrito con letras doradas y que viven imperecederamente en la memoria colectiva del pueblo que los viera nacer, no haya podido existir una verdadera y fiel amistad (la misma que hasta el día de hoy mantienen firme sus descendientes), considerando, que ambos eran personas con altos valores humanos, dispuestos a renunciar a su propio bienestar en pro de aquellos que tanto necesitaban y afrontaban carencias en sus vidas a diario.
Sin embargo, existe una versión, que se hace difícil de creer por lo inverosímil que resulta ser, en donde su autor, que se llama amigo cercano de Pedro, narra un hecho del cual manifiesta haber testigo presencial. En la página 150 de su libro LAS LEYES DEL QUERER, Carlos Monsiváis, cita a Carlos Francisco Sodja como el autor de esta historia que la transcribimos para mejor ilustración de los lectores.
“Avivado por las intrigas de Badú, el rencor nacido en Negrete por el éxito de Infante se fue haciendo venenoso, terrible, poderoso. Y llegó un momento en que públicamente Jorge comenzó a insultar a Pedro, aplicándole palabras despectivas, llamándole “indio”, “pueblerino” y muchas cosas más, producto de esa envidia, de esa realidad que como dijo el propio Infante, jamás buscó y provocó en forma alguna. Este odio de Jorge hacia Pedro estuvo a punto de convertirse en tragedia. Una mañana, en los antiguos estudios Azteca, entró Pedro corriendo después de que lo habíamos dejado en la puerta su hermano Pepe Infante y un servidor: Carlos Francisco Sodja. Pero dos disparos le marcaron el alto. ¡Era Jorge el que había disparado su pistola! Pero inmediatamente le explicaba:
-No te espantes, chaparrito, la cosa no es contigo. Es que estaba limpiando mi pistola y se me fueron esos tiros. Dispensa el susto que te di ¿no?
… Negrete dejaba ver una gran seguridad, porque lo acompañaban dos guardaespaldas que cobraban en la caja de la Asociación Nacional de Actores. Al ruido de la pólvora regresamos Pepe y un servidor Nos dimos cuenta de que se trataba de un pleito. Pedro sujetaba a Jorge por las ropas, lo sacudía y le lanzaba al rostro ciertas majaderías. Pepe trató de intervenir:
-No mano (dijo Pedro) tú no te metas. Es nomás cosa de este cuate y yo…
Infante jaló a uno de los foros a Negrete, cerró la puerta, entonces empecé a oírlos discutir y después un par de golpes secos, bien dirigidos, dados en su sitio. Hubo un momento de silencio, después empujones y palabras, dos nuevos golpes, en fin. Los amigos de Negrete se habían levantado. Uno de ellos tenía en la mano la pistola. Decidí intervenir. Abrí rápidamente la puerta del foro y entré, Jorge estaba arrinconado, con manos y brazos cubriéndose el rostro, sangrando por la boca. Me acerqué a Pedro y le dije con firmeza:
-Ya estuvo bueno compadre. Creo que aquí el señor Negrete no es de tu peso.
-Tienes razón compadre (dijo Pedro) este cuatito no da el ancho.
Cuando salimos del foro, entraron atropellados y amenazantes los dos amigos de Negrete, pistola en mano. Pero allí terminó el incidente”.
Al respecto, debemos decir, que ésta es la única versión que pone en tela de juicio la solidez de la amistad entre Pedro y Jorge, la misma que ha sido desechada por muchos, ya que incluso, don Pepe Infante, que supuestamente, era uno de los presentes en dicha trifulca, jamás se pronunció favorablemente.