Mötley Crüe, el notorio grupo norteamericano del denominado glam metal, y considerada la banda más peligrosa del mundo en su gloriosa década ochentera, se presentará el próximo 10 de septiembre en la capital de nuestro país, en el marco de la gira de despedida emprendida hace más de un año. El conjunto, liderado por Vince Neil y Nikki Sixx, actuará para sus seguidores en la Arena Ciudad de México. Sin duda, será un concierto inolvidable por tratarse de su última aparición en nuestra tierra. “Al Bad Things must die”, es el nombre de su sencillo promocional, de lo que se sospecha, dará forma a un nuevo material en su adiós, tras el último álbum de estudio Saint of Los Angeles.
Mötley es considerada por la crítica una de las industrias musicales de culto más famosas de todos los tiempos. Se especula que han vendido un promedio de 150 millones de copias en el mundo entero. Esta mina de oro y rock and roll se fundó en la ciudad de Los Ángeles, California, en enero de 1981. Su líder natural siempre ha sido el bajista Nikki Sixx, quien a lado del baterista Tommy Lee y del guitarrista Mick Mars, se dieron a la tarea de buscar a un vocalista que fuera a la vez un auténtico show-man. Crüe habían interactuado con músicos que tarde o temprano verían la fama en alineaciones como Guns n´Roses, Wasp y L.A Guns. Fue así como dieron con Vince, cuyos registros vocales agudos y modulaciones nasales inusuales llamaban la atención de quienes lo escuchaban cantar en su primara banda Hard Candy. Tras resistirse a una primera audición, fue fichado para el proyecto, aun sin contar con disquera, ni manager.
Tiempo después, la leyenda cuenta que se financiaron una cinta demo bajo su propio sello llamado Leathür Records, y que lanzaron algunos temas que prepararon en un garaje. Impulsados por el deseo de convertirse en estrellas del flamante negocio del rock, hicieron circular su cinta entre algunas personas relacionadas a la industria y con ganas de invertir plata en la aventura. Más tarde, esa odisea vería la forma de su primer disco Lp, bajo el nombre Too fast for love, que se tradujo en ventas por la cantidad de 25 mil unidades, hazaña meritoria que les permitió firmar un contrato con la disquera Elektra Records, quien ante las buenas expectativas del negocio relanzó el material y omitió algunos primeros temas.
Sería con el siguiente plástico, Shout at the Devil, que se coronarían como las afamadas estrellas que habían idealizado alguna vez, pues lograron un total de seis millones de copias agotadas; así comenzó a la par la vorágine de sus excesos y logros artísticos. Por doquier se les veía con chicas de la farándula, realizaban costosos viajes a sitios paradisiacos, se metían en problemas con la ley y se hacían de enemigos gratuitos, pero eso sí, generaban para su empresa millones de dólares y estridencia sónica, por lo que eran prácticamente intocables.
Sumergidos en esta espiral de aventura glamy, algunos de sus protagonistas estuvieron al borde de la extinción. En este período, en 1984, se suscitó el accidente automovilístico que Vince protagonizó a lado de Nicholas Dingley, baterista de la agrupación Hanoi Rocks, en el cual, lamentablemente, éste falleció. El acelerado estilo de vida del vocalista entre drogas, groupies, riñas, velocidad y conciertos le acarreaban sus primeros arrestos. Sin embargo, la música se desarrollaba bien en el conjunto y estaban en un momento de inspiración que los llevó a grabar el afamado Theatre of Pain, de donde se desprendieron buenos sencillos como “Home sweet home”, que los impulsaron a una serie de conciertos por todo el mundo para revitalizar la época hair metal. Los maquillajes se mantenían en escena, vieja tradición impuesta por artistas como David Bowie, Alice Cooper y Kiss, entre los principales: la imagen de Crüe era muy bizarra, pero acorde a esa estética de la década de los ochenta. La cosecha de éxitos radiales y de entregas en vivo, llegaría en 1987, con el material titulado simplemente: Girls, Girls, Girls. Dato jocoso el saber que para lanzar el videoclip homónimo del tema, tuvieron que realizar dos versiones para evitar la censura de las televisoras que ya arrojaban su clasificación “c” para todo lo relacionado con ellos. Otro incidente que los colocó en los titulares de los rotativos internacionales, fue el percance de Nikki Sixx, ocasionado por sus excesos con la heroína. Una de las versiones asegura que ese 23 de diciembre de 1987, él compartía una fiesta privada de drogas y alcohol en la casa de su amigo Slash, guitarrista de GN´R. Cuando el bajista se desvaneció, se telefoneó de inmediato al 911. Nikki fue declarado muerto camino al hospital y permaneció en ese estado alrededor de cinco minutos; sólo pudo resucitar cuando uno de los médicos le inyectó dos cartuchos de adrenalina en el corazón.
El 1 de septiembre de1989, llegó a las tiendas su disco Dr. Feelgood; “célebre e inmejorable”, según lo catalogan a la fecha diversas publicaciones del medio. Esta producción del canadiense Bob Rock les aportó mayor estridencia a sus maquetas y los situó como la banda número uno de ese año. “Kickstart my heart”, “Don´t Go Anyway Mad”, “Dr.Feelgood” y “Without you” circularon por la radio y sus videos tuvieron alta demanda en la televisión por cable.
En 1991, vio la luz su primera recopilación de éxitos: Decade of Decadence. El trabajo incluía lo más selecto y representativo de su historia musical, así como los cortes inéditos “Angela”, “Teaser”, y “Anarchy in the U.K”. En las fundas interiores del plástico, echaron mano de recortes de diarios donde se exponían toda clase de declaraciones, tanto buenas y malas sobre el cuarteto, como una manera lúdica de presumirle a sus detractores que ostentaban, con orgullo, el mote de “la banda más peligrosa del mundo”. Incluso, aparecieron las fotos del fichaje de Vince por el accidente de auto. El disco tuvo tan buena demanda de los consumidores, que hoy es casi imposible conseguirlo al no existir nuevas reediciones; lo que sitúa a esta antología como un clásico. Las ventas fueron aceptables, pero ya se avecinaba la separación de sus miembros.
Se dice que Vince tuvo problemas personales con Nikki, los cuales, jamás se esclarecieron del todo; de ahí su decisión de marcharse de Crüe. Para el bajista supuso un golpe bajo, y pronto comenzó la guerra de declaraciones. “Neil era un tipo autodestructivo, se marchó sin importarle la banda; hoy alega que lo despedimos, cuando eso no es verdad. No tiene el valor de aceptar su equivocación”. “Nikki es un mentiroso, ellos me despidieron; ¿cómo pude ser posible que mientan de esa forma?” Como haya sido, el vocalista se apresuró a publicar su primer disco solista, el famoso Exposed, que hoy ha sido revalorado como una buena pieza de hard rock, pero en su momento, sólo despachó 300 mil unidades.
Sus exsocios reclutaron a John Corabi y lanzaron un cd interesante, llamado simplemente Mötley Crüe: un concepto orientado al heavy metal, pero incomprendido por los fans. Tal parecía que el grupo y Vince por separado no funcionaban para la industria, aunque sus fans se mantenían leales e inquebrantables. Luego de juntas corporativas y reconciliaciones personales, hicieron a un lado sus diferencias y entraron al estudio para dar vida al reencuentro titulado: Generation Swine. La nueva entrega no fue muy vendible, quizá por su sonido orientado al género industrial. Sin embargo, alcanzó el puesto número cuatro en la lista de Billboard, y con ello, se enfrascaron en una gira que los llevó por el mundo entero. A partir de ahí, editaron recopilatorios, rarezas, box sets y biografías de la banda.
Sorpresivamente, Tommy Lee, a raíz de sus problemas maritales y personales con Pamela Anderson, se marchó de la alienación y fue sustituido por Randy Castillo, hombre de experiencia en las baquetas y colaborador permanente de Ozzy Osbourne. Este músico grabó con ellos el álbum New Tatoo: producción con la que buscaron regresar a su sonido original. El grupo emprendió una serie de presentaciones en la unión americana, al tiempo que su nuevo baterista comenzó a sentirse mal. Los diagnósticos médicos no eran favorables, y para no retardar la agenda fue sustituido por la sensual Samantha Maloney, quien dio continuidad a la gira mundial, al tiempo que Randy fallecía víctima de hepatitis C. Los miembros de Crüe hicieron presente sus condolencias y otros músicos del medio le rindieron tributos.
Transcurrieron algunos años, hasta que Mötley relanzó un material de viejos y nuevos éxitos llamado Red, White and Crüe, que sobre la marcha y las presentaciones se convirtió en la gira: Carnival of Sings. En el transcurso de esta fase surgieron las maquetas de su último plástico en estudio, el revitalizado Saint of Los Angeles.
La historia de esta agrupación prosigue en los escenarios más que en los discos. A unos meses de despedirse de la escena rock, al parecer, hay señales de una nueva entrega. Tommy llegó a declarar, hace algunos años, que los fans ya no se interesaban demasiado por un nuevo álbum, y que preferían sólo los sencillos. Ese fue el caso del single “Sex”, que sirvió de soporte del anterior tour en compañía de Kiss. Pero con ellos, nada se sabe; ése siempre ha sido su estilo: improvisar sobre la marcha. Por un lado, tenemos a Mick Mars esperanzado en los descubrimientos de las células madre para sanar sus males. Nikki, por su parte, graba temas inéditos con su banda solista “Sixx A.M”. Tommy promueve bandas independientes y graba algunas maquetas para sus proyectos solistas. Vince invierte su dinero en tequileras, escribe biografías, conduce sus autos a toda velocidad, se da tiempo para grabar discos y, de vez en cuando, toma el micrófono para cantar en vivo. Esos son Mötley Crüe: una banda provocativa, vertiginosa, espectacular, problemática, pero sobre todo, legendaria.