Mi primer acercamiento con el término “emprendedor” fue en el año 2002, tenía sólo 15 años y para ser sinceros, las clases de 120 minutos eran mi peor martirio, pero fue justo en una de ellas que descubrí lo que realmente quería de mi vida.
Eran las 12 del día, mi clase de informática con un profesor muy joven con una pinta rockera (al estilo de Bon Jovi, con cabello negro y largo, vistiendo un pantalón ajustado de piel sintética y con un chaleco de mezclilla negro) que nos hablaba sobre el origen del sistema operativo “Windows” y de su creador; la verdad no era muy grato tener que aventarte la historia del tipo nerd que nadie quería cuando estudiaba en la universidad, pero que terminó liderando las listas de los hombres más ricos del mundo publicadas por la revista “Forbes”; y menos en un viernes de finales de marzo, con el termómetro marcando casi 29 grados centígrados, en un aula muy nice estilo Harvard que tenía descompuesto el aire acondicionado.
Mi atención estaba en todo menos escuchando al profesor, sin embargo bastó que pusiera números en la plática para que la historia cambiara, mi mente se dejó seducir por las palabras del ponente y empecé a anotar los datos que nos daba. Empezó dándonos el número estimado de la fortuna que tenía “El midas tecnológico” (Bill Gates) acumulada al 2001, nada más y nada menos que 58.7 mil millones de dólares, pasó a datos estadísticos de la compañía sobre su crecimiento exponencial, la valuación de sus acciones en Wall Street. La verdad es que ya involucrando billetes todo cambia, me resultó, a fin de cuentas, bastante productiva la clase.
Esa había sido la primera vez que escuche la palabra emprendedor.
La palabra emprendedor tiene distintas connotaciones de acuerdo al contexto en el que sea escrita o pronunciada, sin embargo, la mayoría de la gente relaciona éste término con la generación de un negocio. A pesar de esto emprendedor significa, según el Diccionario de la Real Academia Española: “que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas”.
En el mundo de los negocios el término emprendedor no puede ser concebido de manera independiente de la innovación y los riesgos. Es en constantes discursos y textos que se ha tratado de dar en un sentido más extenso la definición de un emprendedor, o si éstos nacen o se hacen, si es cuestión de aptitud o actitud, no se ha logrado tener un consenso al respecto, lo cierto es que al día de hoy hay varias características que definen a éstas personas:
- Visión. Tener visión de hacia dónde queremos ir, y qué queremos alcanzar.
- Pasión. Es el componente esencial y es lo que hace que el esfuerzo y los sacrificios sean apenas perceptibles.
- Determinación y coraje. Esto nos ayudará a encarar problemas y tomar decisiones.
- Creatividad e Innovación. En un mundo donde los negocios cada vez están en un entorno de mayor competencia, ser innovadores se ha vuelto una característica bastante relevante.
- Trabajo en equipo. Un emprendedor en pocas ocasiones logra sus objetivos si no es capaz de trabajar en equipo con otros.
- Asertividad. Ser asertivo es más que comunicar, yo lo definiría como comunicar de manera clara, correcta y oportunamente.
- Optimista. El emprendedor debe ser optimista y las dificultades no deben de hacer que su ánimo decaiga, por el contrario deberán ser las que inspiren cada día la mejora y la creatividad.
No hay una fórmula secreta que nos diga a ciencia cierta lo que un emprendedor debe ser, sin embargo, lo que si puedo asegurarles es que es el camino que nos permite trabajar para lograr nuestros propios objetivos, a nuestro propio ritmo, y aprendiendo de cada paso que demos.