El mundo cristiano conmemora este 22 de julio la fiesta litúrgica de María Magdalena. Algunas personas muestran asombro, pues creen erróneamente que se trata de la prostituta redimida por Jesús y de la que los evangelios dan escueta información. A la par, existen versiones de personas estudiosas de mitos y leyendas que viven convencidos de que ‘Magdala’ fue esposa del Mesías, y que con él procreó hijos, cuyo linaje se dispersó principalmente en Europa. ¿Quién fue en realidad Magdalena? ¿Son reales estas informaciones?
Según fuentes bíblicas, María Magadalena es un nombre simbólico que nos remite a la provincia en donde nació esta enigmática mujer. Magdala es una provincia situada en la costa occidental del lago de Genesaret, muy cercana a la aldea de Cafarnaúm. Al mismo tiempo, la tradición ubica a este poblado con Tarichaea, una región dedicada a la industria pesquera. Algunos teólogos han explicado que cuando una mujer de aquel tiempo usaba como apellido la localidad de su origen, hacía referencia a tres estados en su persona: viudez, soltería o virginidad.
El evangelio según San Lucas refiere que María fue la mujer liberada de siete demonios que la atormentaban, lo que podría entenderse como los siete pecados capitales: lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia. La tradición cristiana reconoce que tras ser sanada espiritualmente, ella decidió seguir a Jesús durante su predicación en distintos lugares, y que en todo momento se mostró sumisa y leal a sus enseñanzas. Incluso, en Galilea le dio alojo al grupo de hombres y mujeres que les acompañaban.
Es trascendental que el evangelio según San Mateo la ubique al pie de la cruz, como testigo inquebrantable de su fe en la revelación divina de Cristo, cuando los demás discípulos habían emprendido la huida tras el arresto de su maestro. La tradición de este escrito, así como el de San Marcos, le confiere un protagonismo que ni Pedro, cabeza de su grupo, tiene; pues Magdalena llegó hasta el sepulcro y lo encontró vacío. Dio la noticia a los discípulos que se escondían atemorizados en una casa, aunque no le creyeron. Por su parte, los relatos de Juan y Marcos resaltan el hecho de que ella fue la primera persona que vio a Jesús resucitado.
En lo que puede considerarse una rotunda equivocación de las enseñanzas cristianas, suele confundirse a Magdala con otras pecadoras descritas en los evangelios. Por ejemplo, a ella se le considera la mujer adúltera salvada por el Mesías de ser lapidada por la turba de fariseos. Al mismo tiempo, la identifican con la pecadora que unge con óleo los pies de Cristo para secarlos con su cabello. Es recurrente también reconocerla con María de Betania, la hermana de Lázaro, el resucitado.
Dicho error teológico fue difundido por el Papa Gregorio I en el año 591, cuando homologó a las mujeres pecadoras con la imagen de María Magdalena. Algunos teólogos radicales creen que fue un intento por eclipsar el lugar que como apóstol ella merecería en la historia primitiva del cristianismo. Por su parte, otros estudiosos de temas bíblicos intentan ver un romance entre Jesús y Magdala; nutren esta idea de algunos evangelios apócrifos, como el de Felipe o el de Tomás, en donde se exalta la preferencia que Cristo tendría por la mujer que le seguía con fidelidad, a quien defiende de las críticas de Pedro, en el sentido de que ella no pertenecía a su congregación.
Para la tradición cristiana ortodoxa, Magdalena vivió en Éfeso junto con María, la madre de Jesús, y el apóstol San Juan, hasta el día de su muerte. Se rumora que en el año 886 sus restos reliquia fueron trasladados a la Catedral de Constantinopla. Sin embargo, existen decenas de historias discordantes que la sitúan en distintos lugares como evangelizadora y líder de comunidades religiosas.
Lo único cierto es que ella siempre representará un misterio que encierra santidad y misterio para millones de fieles que comparten las creencias cristianas.