Este fin de semana me pasó algo muy raro: una taquillera del metro utilizo mi apariencia física para poder sacar la frustración que sintió por decirle que hiciera bien su trabajo… Y eso en lugar de llenarme de coraje y ganas de matarla, me hizo pensar: ¿Es acaso que no somos capaces de insultar de una forma “inteligente” y necesitamos caer en la obviedad?… Aclaro, no digo que faltar al respeto a alguien sea lo correcto ni tampoco lo apoyo, pero siendo bien francos todos lo hemos hecho alguna vez.
O dígame usted no le parece poco sutil que alguien lleno de ira pero incapaz de pensar algo fregón para joderlo, venga a repetirle lo que vemos en el espejo TODOS los días: que si uno es chaparro, gordo, flaco, alto, negro, güero, pelón, bla, bla, bla… Que hueva tener que soportar a gente que necesita expulsar el veneno guardado diciéndole a la gente sus defectos con afán de ofender.
Cuando les conté a mis amigos y a mi hermana, me dijeron que debía defenderme pero me puse a pensar: lo de menos era gritarle que era una bruja hija de la gadachin frustrada que jamás pasaría de ser una empleada mediocre (ACLARO NO TODOS SON ASI Y ME FRUSTRA GENERALIZAR) pero decidí evitar caer en provocaciones y mire que ese día y por el lugar donde estaba mi stress andaba al full (El Norte de la Ciudad aún me causa un poquis de nostalgia)…
Pero durante el camino a casa y haciendo gala de mis pensamientos pollisticos me puse a analizar detenidamente la situación: creo que todos hemos tenido que soportar al “graciosito” que se dedica a molestarnos y ponernos apodos: “el prieto”, “el pelón”, “la gorda”, “el feo” “el tapón de alberca”, etc… Y obvio que nos duele o por lo menos cuando éramos unos críos nos afectaba demasiado (los niños suelen ser un poco más crueles) pero al crecer ese sentimiento puede desaparecer o bien convertirse en algo más complejo.
Dicen que las cosas debemos tomarlas de quien vienen y darles la justa dimensión, lo cual no siempre es taaaan fácil como lo pintan y menos cuando una persona con carencia de vinculo materno (o sea poca madre) viene a chingarlo porque no tiene otra cosa mejor que hacer… Tal vez hay días en que todo se nos resbala pero a lo mejor durante un momento en particular el mood que traemos no es el mejor y por razones crueles del destino nos tomamos las cosas en serio.
Llámenlo Bullying, joder al humano que está a lado, tiempo de ocio o como ustedes prefieran pero eso de faltarle al respeto a alguien más no es un tema reciente, hemos vivido con esta situación por años y desafortunadamente esto va creciendo y creciendo un poco más. Yo les comparto que durante mis años de escolapia siempre era la botana de mis compañeros y eso no es nada agradable, creo que nadie sabe lo que sus palabras pueden lograr en una persona…
Conforme ha transcurrido el tiempo he aprendido a que lo gordo, lo feo, lo chueco de los dientes y lo chaparro se quita (dejando de tragar, haciendo ejercicio, produciéndose más, poniéndose brackets y tacones) pero lo pendejo que te ves insultando a alguien (es que neta no encuentro una palabra más decente) eso es muy difícil de dejarlo de lado. O sea sé que con lo que acabo de escribir caigo en una contradicción enorme pero me llena de rabia que personas imperfectas vengan a etiquetar por el simple hecho de sentirse la gran cosa…
Cada uno sabe lo que es, lo que ha logrado y todo lo que vale… No es el rollo de ánimo y cosas raras como esas, es simple y llano conocimiento, aceptación y amor propio (eso que todos deberíamos experimentar por uno mismo) y si usted aun no lo siente por sí mismo, nunca es tarde para comenzar. NO permita que alguien lo haga sentir mal por cosas que tienen solución, por situaciones que usted puede y debe modificar.
Y ya para concluir mi experiencia del fin les diré que la reporte con la Jefa de Estación, les recordé de una forma bastante clara que nos están prestando un servicio y que TODOS merecemos respeto… Tal vez no pase nada y no le hayan llamado la atención pero por lo menos yo hice lo correcto!! Cada uno sabe que es lo que debe hacer… NO SE DEJE NINGUNEAR POR NADIE (saque la fuerza que tiene, caramba).