A cuantos de nosotros no nos gustaría andar por la vida con nuestro auto del año, rodeado del lujo y confort que nos proporcionan estos; pero la realidad es otra.

He tenido la dicha de andar en transporte colectivo en la fabulosa Ciudad de México, en donde el transporte es uno de los más “baratos” que en el resto de la República Mexicana; gozamos de ir en el RTP (Red de Transporte Publico) que, si bien las unidades no son un lujo, la verdad es que, ¿qué nos podríamos esperar por $2?  En este fabuloso transporte, siempre lo encuentras lleno, ya sea el camioncito o el fabuloso Trole, este último que debería tener una renovación, pues entre que se te cuela el aire por las ventanillas cuando hace un frio o llueve o, te suelta un toque cuando presionas el timbre para bajar.  En estas unidades, el tema del espacio es único, pues hay desde las señoras que se abrazan a los pasamanos y comienzan la rutina de la hojalatería y pintura; las que llevan a los críos a la escuela y te golpean con las mochilas (que pareciera que nacieron con ellas pegadas y por hueva no las bajan…), o las personas que cargan con las bolsas del mercado, costales, bultos voluminosos que sin algún motivo aparente, llegan oliendo muy folclóricamente a lo que cargan en sus bolsas, los hombres en su mayoría que, dormimos poco o se nos hizo tarde, luchamos para conseguir un asiento y relajar el cuerpo, para despertarnos unas cuadras antes de descender de la unidad; no obstante que la unidad vaya repleta de #Godínez todos, con un solo objetivo, llegar a tiempo a nuestros trabajos.  

El siguiente transporte en el que todos alguna vez nos hemos subido son los dichosos “peseros”, estas cajitas de leche, que tienen asientos minúsculos y que les meten a punta de calzador a 15 personas en un reducido espacio; alguien se ha preguntado por qué el auto sardina de SixFlags es tan divertido cuando subes a estas cosas? Porque pareciera que el refrán de: “todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar” se queda tan corto. El precio de este fabuloso medio de transporte va de los $4 a los $8, sus amplias plazas interiores nos recuerdan al juego de las “sillitas” del kínder, y no precisamente por ganar lugar; si no por lo minúsculas de estas, de ahí que rogamos que una persona no tenga caderas tan anchas, pues corremos el riesgo de que a nuestra pierna se le corte la circulación o, que no nos toque un compañero de ruta que no se haya puesto desodorante y aparte de todo al sentarse, abra las piernas como si trajera los huevos de oro; en ambos casos, la supervivencia en este transporte debe venir acompañada de una clara convicción, querer llegar a nuestro destino, porque las opciones al igual que en el resto de los transportes son varias, tal vez aquí no encuentres gente dormida en el pasamanos, pero tenemos al #Godínez que se va durmiendo y su masa corporal va adherida a tu cuerpo o bien, la típica persona que sube al pesero y va comiendo sus papas con chile, la seño que regresa de la “meche” con su bolsa de pescuezos con salsa y un refresco de cola, y en la medida que va avanzando en el tráfico, tu comienzas a oler al calor humano de emane del compañero de al lado, los pescuezos de la doña y las papas, todo en un espacio reducido y lo único que pretendes es salir huyendo de ahí. 

  Quien no se ha subido a las micros, estas pequeñas unidades que son las hermanas mayores de los peseros y los hermanos incómodos de los camiones; en éste transporte, la altura es propiamente un desafío, pues las personas que somos de más de 1.75 de estatura, sufrimos al subir por lo estrecho que es, pues la altura es poca, y sufrimos para sentarnos, pues las reducidas plazas, sin ser tan incomodas como en las peseros, se encuentran muy pegadas, dando el aspecto de que fueran hechas para niños,  Entonces, quedas sentado con las piernas muy abiertas o, de plano mejor no te sientas, pues es incómodo viajar de ésta manera.  Ahora, si vas parado, aparte que no te permite estar erguido, debes ocupar el espacio de manera “inteligente”, es decir, poner tus cosas delante de ti, para permitir que otras personas puedan “avanzar” y prácticamente, ponerle en la cara de la persona que va sentada, tus pertenencias en el resguardo de ésta, pues si eres de las personas que lleva su mochila puesta, interrumpes significativamente el “libre” tránsito hacia la parte posterior, además de que los choferes de las unidades, deberían de ponerle un segundo piso a éstas pues, quien no ha escuchado a éste decir: “recórranse para atrás, allá hay espacio…” y tú con cara de “en dónde?!, encima de la ñora!?”  Es en éste punto en donde la habilidad del Mexicano, se hace notar, pues debes sortear los pies de los ocupantes, para poder bajar de ésta unidad.

Por último y no menos importante, está el Sistema de Transporte Colectivo Metro o bien, el fabuloso Metrobus; quien propiamente dicho es “La limousine más cara, más lenta y poco eficiente” en donde puedes viajar cómodamente holgado (en fines de semana, y por la mañana), o bien, debes aprender a aplicar todos tus conocimientos en el ámbito de la escapatoria, o en el arte de entrar en espacios pequeños y la fortaleza de ir por tus sueños.  En éste lugar, la ley de la física donde Isaac Newton menciona que “dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo” en su Ley de la Impenetrabilidad, no conocía lo que para muchos mexicanos es un día a día, en hora pico.  Hay de todo tipo de personas diariamente ocupando este tipo de transportes, existe una clase muy específica que es el “Godínez” que se levanta tarde y que, pretende que todo mundo “debe” hacerse a un lado pues, de otra manera llegará tarde a su trabajo.  Esta persona, como todos cumple un fin llegar a su destino pero, éste lo hace a costa de la comodidad del otro es decir, el otro debe ir incomodo pues a empujones y malos tratos, y hasta a veces a golpes éste aguerrido compatriota, siempre ha de lograr su objetivo, éste individuo, sube al transporte acompañado de su singular “guajolota” acompañada de un fabuloso “champurrado” y va haciendo ameno tu viaje, pues te va proporcionando una atmosfera de, atole con tamal en donde conjugado con el resto de las esencias maderosas de sus compañeros de vagón y, de alguno que otro que no utilizó el “jabón chiquito” por ese día se mezclan, haciendo que el viajar en el vagón de los hombres en donde alguna “damita” se incluye, sea placentero e incitador; el otro tipo de persona, es como en la gran mayoría de los Estados, las llamadas “ladys”, es aquella mujer que, siente que va en su auto, y que “nadie” debe tocarla, pues de unas mentadas de madre, no te salvarás, ésta mujer es extremadamente cómica, pues al más mínimo acercamiento, ya la estas violando o bien, ya te ganaste una cachetada además del escándalo que ocasiona éste hecho.   Así como existen las “ladys”, existe un tipo de señora ya entrada en años con sus nietos, aquella que emana de su boca, lo que podría ser un grito de auxilio “hay niños, no empuje…” esta damita, es la encargada de llevar a sus nietos a la escuela y como toda buena mujer, al puro estilo karateka, golpea al entrar y golpea al salir…  A parte de los tipos de personas, las butacas de estos transportes son buenas, considerables para personas de talla media-media; hay solo dos inconvenientes que caben destacar en éste artículo: el primero, es que no hay educación para respetar los lugares para personas con discapacidad; el segundo (y no menos importante), la leyenda de éstos al momento de ascender y descender debería ser: “para que puedas entrar, permite bajar”.

Para finalizar el artículo, su servidor quien ha aprendido el arte de andar en transporte público, se ha dado a la tarea de andar en cada uno de estos transportes que, si bien no es una crítica constructiva hacia el transporte, es una manera de estudiar a los que día a día viajamos en éstos, que creemos que este país puede cambiar, uno por uno poner un granito de arena y hacer un cambio, o dicho de otra manera, lo que viene siendo, la levantadera temprano, no agredir al usuario de éstos, haciendo mas ameno el viaje en ellos.  Si alguno de ustedes se siente identificado con éstos personajes, es simplemente una categoría ya que soy Godínez al igual que todos ellos; ¿y tú, eres Godínez o Lady?