Llevo algunas semanas pensando como volver a este lugar: al que abandono por temporadas y luego pretendo retomar… así como si nada hubiese pasado. Pero eso no es posible pues todo lo que creemos conocer, cambia en un instante.
Que sería de nosotros si todo permaneciera igual, si no tuviéramos momentos, personas, sentimientos que anhelar: si todo fuera la repetición de algo con lo que estamos familiarizados, si perdiéramos esa capacidad de asombro.
Hace algunos años dije que los recuerdos son esos pequeños regalos que nos la vida, que nos enseñan tanto de nosotros mismos pero que no es sano vivir de ellos para ser feliz (un día sin saber mis palabras tendrían sentido en mi camino). Es hermoso recordar pero no aferrarse a aquello que simplemente ha quedado atrás.
Y cuando el sentimiento le gana a la razón, a esa que libra 10000 batallas, acudes a tu baúl de los recuerdos: donde hay pedazos de tu interior, esos que en ocasiones necesitas armar, entender, sentir y revivir para poder continuar, para tomar fuerzas y un pequeño empujón que te lleve a lograr mucho mas de lo que pudieses imaginar.
No me fui a un curso de superación personal o me atiborre de alucinógenos para escribirles… Tal vez lo único que paso es que los recuerdos llegaron a mi y para evitar que se quedaran mas tiempo del necesario los convertí en palabras, esas que van llenas de tanto y que sirven para liberar el alma.
Jamás dejaremos de tener recuerdos (a excepción que los bloqueemos o porque la memoria nos abandono) y quien diga que no los tiene, miente y muy mal. Bien dice la sabia filosofía popular: RECORDAR ES VOLVER A VIVIR aunque yo agregaría que si el pasado fue bueno, lo que esta por llegar viene con mas fuerza y con una mejor versión por conocer.