Cuando tenía 18 años le hice la pregunta más tonteja al hombre de mi vida: “Oye Pa… ¿Por qué el mundo no puede permanecer estático, sin que debamos crecer?” Recuerdo la cara de mi papá y me respondió como sólo él sabe: “Ay Pollo, imagínate que sería de nosotros si permaneciéramos igual, la vida sería aburrida y JAMÁS APRENDERIAS QUE TIENE MUCHAS COSAS BUENAS”. Hoy muchos años y experiencias posteriores le doy la razón: QUE ABURRIDO SERIA NO CRECER.
Cuando somos críos esperamos con locura “ser grandes”: salir de fiesta, tener mucho dinero, manejar nuestro propio coche, dejar de darle explicaciones a los “viejos” porque para nosotros ya está pasado de moda… Pero ¡OH SORPRESA! Nadie nos dijo que al hacerlo la vida sería un poco más complicada que todo aquello que imaginábamos; estudiar una Licenciatura (lo cual no es nada fácil, por más que sea lo que adoras), terminarla y buscar chamba (lo que en este país está un poquis difícil), enamorarte, en fin… Y es ahí cuando en el recóndito espacio de tu ser dices: “quisiera ser niño, de nuevo”
Pero heyyyy… Crecer es tan educativo y tan padre si le encuentras lo mejor de lo peor: A mis muchos años he aprendido que la vida es única; así con sus peores momentos, las risas y las lágrimas derramadas no son más que experiencias muy propias, muy tuyas. Y no muchachos, no pienso aventarme el rollo existencial de que somos únicos e irrepetibles porque a estas alturas ya todos lo saben y es lo que más repiten en la radio de 6 am a 12 pm (ningún locutor resulto dañado en la realización de esta columna) Más bien, hoy vengo a decirles que crecer no es tan peor cuando decides hacer de tu vida la mejor de las historias.
En este momento, mi persona más amada y favorita del mundo está luchando por mantenerse de pie, por no dejarse vencer ante algo que nos cambió la vida a todos. Pero saben que estoy aprendiendo de él: que cada día es el último de nuestro cuento personal. Hoy me atrevo a decirles que por más pruebas rudas y difíciles que su ser superior les ponga, tengan la certeza que son capaces de pelear hasta el final, de decirle a la vida “ TU PEGAS COMO NIÑA, PORQUE A MI NADA ME DETIENE”, de aprender y de entender que crecer es parte del proceso humano. A todos aquellos que les gusta la fiesta piensen que si fueran niños o desvelarse y mamá racionaría los dulces recibidos hasta el siguiente cumpleaños.
Disfruten su historia, agradezcan sus experiencias y sus regalos muy personales porque cada uno de nosotros es resultado de las decisiones: solo les pido no justifiquen sus loqueras y cada día recuerden que podemos crecer sin morir en el intento…
*Gracias por su amable y fina atención*