“El límite de una obra de arte está en su capacidad de representar “El Grito”
Schopenhauer
A veces es difícil empezar a hilar palabras cuando tienes tanto que decir, esto me pasa cuando hablo de Edvard Munch (Løten, 1863-Oslo, 1944), pero doy un primer paso cuando lo acompaño con música y te.
Desde hace mucho he tenido en mente platicarles sobre la pintura “El grito”, quizás de las más representativas de su autor y del Expresionismo; pero lo he atrasado, no con el afán de no ponerlo sobre la mesa, sino porque a mi misma me provoca múltiples sensaciones, pues es muy psicológico.
Mientras empiezo a recordar los trazos, los colores, y sobre todo la expresión que emite la obra, en mi reproductor de música suena “Gayaneh: Sabre Dance” de Aram Khachaturian, que hace que inmediatamente sienta que estoy adentro del cuadro y no puedo negar que la primera impresión que siento es la Paranoia.
Pero vayamos por partes:
Como su nombre lo indica el Expresionismo, expresa de una forma más subjetiva la naturaleza y al ser humano. Este movimiento nace en Alemania, y abarca no sólo la pintura, sino a la Literatura, el Teatro, la Danza, la Música, el Cine, entre otros, y se desarrolló a principios del Siglo XX.
El Expresionismo viene a hacer la ruptura del Impresionismo y del Naturalismo, aquí ya no importa la impresión de plasmar la realidad, sino que el artista muestra un lado más personal, más suyo, más intuitivo.
Edvard Munch, viene del frío, no porque Noruega no sea cálida por su gente, sino por su geografía, su obra me transmite lo que el invierno produce en mi, Angustia, Soledad, Melancolía, pero también Esperanza de que la Primavera llegará.
Munch, solía decir que él estudió al cuerpo humano, haciendo disecciones al igual que Leonardo Da Vinci, siendo esta parte la que lo llevó a despertar ese talento en la pintura, sólo que con una diferencia, ya no se trataba de pintar la anatomía como tal, sino plasmar el alma, y lo logró.
Varias hipótesis se han creado a lo largo de “El Grito”, como todo arte, lo que para unos significa algo, otros piensan otra cosa, de hecho esa es la verdadera riqueza. Edvard, dijo en torno a su obra:
“Iba por la calle con dos amigos cuando el sol se puso. De repente, el cielo se tornó rojo sangre y percibí un estremecimiento de tristeza. Un dolor desgarrador en el pecho. Me detuve; me apoyé en la barandilla, preso de una fatiga mortal. Lenguas de fuego como sangre cubrían el fiordo negro y azulado y la ciudad. Mis amigos siguieron andando y yo me quedé allí, temblando de miedo. Y oí que un grito interminable atravesaba la naturaleza”.
La pintura es producto de otras tres más que hizo Munch, siendo ésta la más conocida, los especialistas que la han investigado a fondo a lo largo de la historia, han concluido varias cosas. En el verano de 2017, una de la revistas literarias más prestigiosas editada en Nueva York LAPHAM’S QUARTERLY, publicó algunas:
En primer lugar, un especialista en expresión facial, explicó que la cara pertenecía a una momia peruana que Munch vio en una exposición en París, en 1889.
Luego que el pintor se basó en su hermana Laura que sufría de Esquizofrenia y que el lugar que plasma estaba cerca del manicomio donde se encontraba internada.
Otros críticos más se basan en lo que él mencionaba, pero siempre trataban de adivinar el lugar, mucho decían que era la parte más recóndita del Puerto del Fjord de Oslo y la Colina de la Isla de Hovedo y como ambas se ven desde la Colina de Ekeberg.
También algunos especialistas atribuyen a que es el mismo autor, y el cielo es un problema psicológico que atravesaba, además dicen que también el color se debe a los efectos que causó el volcán Krakatoa.
En 2007, Geocientíficos afirmaron que quizás Munch si había visto ese tipo de nubes, llamadas Madreperla, y que se forman irregularmente el Norte del planeta. En fin, hay miles de versiones.
Como hemos observado es una pintura que ha impactado a lo largo del mundo, tanto que en el cine también ha habido una serie de “homenajes” basados en el personaje de la obra.
La primera es en “Mi pobre Angelito” (Home Alone, 1990), donde Macaulay Culkin imita la gesticulación, la segunda es en “Scream”, en donde la máscara que se utiliza está basada en la obra.
La obra se encuentra en la Galería Nacional de Oslo, así que para verla a todo color habrá que hacer un viaje largo, mientras tanto, disfrute la imagen y envuelvase en su magia y si gusta platíqueme que sintió con esta obra histórica, misma que nos deja un mensaje bastante reflexivo: HASTA EN LOS MOMENTOS DE ANGUSTIA Y MIEDO, PUEDE ENCONTRARSE ARTE.